Y es que, Bayona ha hecho los deberes, así como su guionista, Sergio Sánchez. Al igual que Amenábar, han rebuscado en el cine clásico (y no tan clásico) para poder contar esta triste historia de fantasmas. Porque es una historia de fantasmas, y es un cuento un tanto triste, con un sabor agridulce que acompaña todo el relato. Si Alejandro Amenábar se fue al relato de Henry James “Otra vuelta de tuerca” o incluso a la joya de los ’70 “Al final de la escalera” para poder hacer Los Otros sin que se notara demasiado el homenaje, gracias a una espléndida Nicole Kidman y una ambientación con ese regustillo clásico, Bayona recoge el testigo de Amenábar, y además de seguir la estela de Los Otros, personaje principal femenino incluido, se deja producir, tutelar, y por qué no, aconsejar por Guillermo del Toro, que ya trabajó con fantasmas y niños en la notable El Espinazo del Diablo. Algún diálogo se repite, incluso. Pero El Orfanato no es un homenaje interminable a las obras anteriormente citadas, además de La Profecía, Poltergeist, El Sexto Sentido o incluso Silent Hill. Es una muestra de que por fin se puede hacer cine de género en España, y hacerlo bien.

Así, El Orfanato no inventa nada nuevo, no resulta especialmente original en su planteamiento, incluso los espectadores más cinéfilos estarán más pendientes de recordar en qué película pasaba algo parecido que de la trama…Pero aún así se disfruta. Es cierto que los sustos pueden parecer predecibles, ayudados por esa molesta costumbre de reforzarlos mediante una música que ya avisa de que algo va a pasar. Pero es que, cuando pasa, sobresalta. Hay pocos sustos, pero están bien colocados.
Toda la producción está muy cuidada, y se nota, con una excelente localización de exteriores que ayuda a entrar en el mundo melancólico y solitario de Laura y su hijo Simón. Belén Rueda hace una interpretación dramática muy intensa, pero aún así es algo molesto que tanto su actuación como su peinado me recordaran a Lydia Bosch cuando hace algún papel similar. Aprovecho para decir que la música, melancólica y dramática para acompañar el tono del resto del film, tenia pasajes calcados a la partitura de Alan Silvestri en Forrest Gump. De nuevo, sonaba a “ya visto”.
La película narra la historia de un matrimonio, Laura y Carlos, que reforman el antiguo orfanato donde creció Laura para acoger a niños con problemas. Su hijo Simón tiene amigos invisibles en la casa, y mediante uno de sus juegos desaparecerá. A partir de aquí, Laura se obsesionará con encontrar a Simón, e iniciará una investigación cada vez más macabra que la hace retroceder a la época donde ella era una niña y pasaron hechos horribles en su orfanato, que tienen su repercusión años más tarde con presencias sobrenaturales en la casa.
