24 febrero 2006

Cuando Buffy va a la Academia-X: Joss Whedon en Astonishing X-Men.


Desde hace algunos años, se está produciendo algo curioso en el mundo del cómic. De la misma manera que el mundo del cine mira hacia las viñetas para coger ideas o superhéroes, autores tanto del cine como de la televisión se están haciendo un hueco como guionistas de comics, aportando un soplo de aire fresco o idas nuevas para una generación más audiovisual que la anterior.

Así, tras el desembarco de Kevin Smith (Clerks, Mallrats) en Daredevil y J.M. Strascynski (Babylon 5) en series como Midnight Nation o SpiderMan, otro que da el salto de la pantalla al papel es Joss Whedon, conocido sobre todo por ser el creador de Buffy, la cazavampiros más famosa de la tele.

Es una anécdota muy extendida el hecho de que el propio Whedon reconoce que para crear a Buffy, una adolescente que entre crecer, estudiar y divertirse tiene que encontrar tiempo para madurar muy deprisa y aceptar responsabilidades para defenderse en un mundo hostil, está directamente inspirada en Kitty Pryde, mujer-X conocida como Gata Sombra de la Patrulla – X.
El personaje de Kitty entró en los comics de X-men igual que Buffy Summers en el instituto de Sunnydale, siendo una chiquilla asustada que no sabía el cambio de rumbo que tomaría su vida en la escuela del Profesor Xavier, y esta premisa ha sido aplicada en Buffy teniendo mucho éxito, consiguiendo conectar con un público tanto masculino como femenino.
Pero lo que nos ocupa ahora es la serie de Joss Whedon y los mutantes favoritos de la casa Marvel. Los Astonishing X-Men.

Tras una larga y recordada etapa a cargo de Grant Morrison, que consiguió redefinir el tono de la colección y llevarla por unos derroteros mas adultos y controvertidos, provocando iras y aplausos a partes iguales por parte de los fans, los mutantes en Marvel sufren varios cambios en sus equipos creativos y se reorganizan las colecciones.
Así, a Whedon se le permite formar un grupo con Cíclope, Lobezno, Emma Frost, la Bestia y por supuesto, Kitty Pryde.

La serie parte de una premisa simple, como explica el propio Cíclope en el número 1. Morrison los hizo vestir de negro, los hizo más hostiles, más antipáticos. Los humanos no confiaban en ellos y los mutantes no hacían nada para cambiarlo, aceptando el hecho con apatía mientras combatían a Cassandra Nova, Magneto o se enfrentaban al genocidio de Genosha. Así, con el profesor Xavier ayudando a reconstruir Genosha para los mutantes, Cíclope decide volver a los uniformes clásicos, a ayudar a la gente para que confíen en ellos Volverán a ser héroes. Superhéroes.
Así, el Instituto Xavier para Jóvenes Talentos está más activo que nunca, tutelando y enseñando a jóvenes mutantes a controlar sus poderes y a integrarse en la sociedad.
Emma, Scott, Hank, Kitty, incluso Logan hacen de profesores de la escuela, mientras una amenaza mayor no requiera su presencia.

Y no tarda en aparecer. Kavita Rao, una geneticista antigua colega del Dr. McCoy anuncia una cura para la “enfermedad mutante”. Esta revelación asombra a todo el mundo, mientras un extraño adversario, Ord, entra en escena también, combatiendo a la nueva Patrulla X…
Sin contar mucho más de lo que pasa en los primeros seis números de la colección, que cierran un arco completo, la serie es una delicia de principio a fin.

Whedon conoce a los personajes, haciéndoles hablar y comportarse como deberían, y parecer natural y fluido. La acción esta muy bien dosificada, alternando espectaculares peleas con diálogos bien construidos, que ayudan a entender la trama y añaden detalles a las personalidades de los protagonistas. Cíclope y Lobezno nunca se han llevado bien, y Logan no hace más que picarle con motivo de su relación con Emma, ya que su esposa Jean Grey, Fénix, está muerta. Kitty tampoco se fía de Emma, ya que intentó matarla varias veces y no acaba de creerse que está “con los buenos”.
Para colmo, La Bestia va mutando cada vez más, alejándose de la forma humana, lo que le lleva a plantearse si tomar o no la “medicina” de la Doctora Rao.
Las investigaciones acerca de la cura les llevan a unas instalaciones donde harán un increíble descubrimiento…recuperando a un antiguo camarada que se unirá a sus filas.
La serie resulta fresca, original, divertida, emotiva, con momentos de acción, de diálogos ingeniosos…Y lo mejor de todo es que es enormemente respetuosa con los personajes.
Yo echaba de menos ver un cómic de La Patrulla X donde apareciera la Patrulla X, y aquí salen, son ellos, hablan como ellos y se comportan como ellos, todo ello metido en una historia nueva, que sorprende y entretiene como un comic de mutantes no conseguía en años.
Y luego están los guiños. A los lectores veteranos, “los de toda la vida”. Desde Kitty recordando su llegada por primera vez a la Mansión X, a Logan tirándole puyas a Scott, peleas entre ellos, la sala de peligro…Todo está perfectamente integrado, consiguiendo una lectura muy amena y agradable. Y al final del arco, sin siquiera nombrarlo, los autores nos regalan uno de los momentos míticos de la Patrulla X. Se insinúa, te lo imaginas…Y luego se ve. Y sonríes porque es justo lo que esperabas. Ahí están. Logan y Petey como en los viejos tiempos. Y entonces recuerdas cuando empezaste a leer comics, y la sensación que experimentabas mes a mes. Y lo acabas de volver a sentir.
Todo gracias a Joss Whedon, que conoce los resortes, los botones que hay que tocar para conectar con cierta edad, cierta generación, y hablar de temas universales como la amistad, el drama, el humor, la lealtad, la responsabilidad.
Ni que decir tiene que el dibujo acompaña a la perfección la narración. John Cassaday está aquí espléndido, dándole a todo un toque más realista pero si perder por ello la perspectiva de que es un comic, y dosificando muy bien las grandes viñetas de acción con las más intimistas de diálogos o las relaciones de los personajes.

Una pena que cancelaran Firefly, una serie de TV de Whedon que está francamente bien. Pero ha venido a parar a un comic de mutantes, y uno lo agradece, porque estamos seguros de su calidad.

15 febrero 2006

Alone in the Dark. El juego, claro.


Estando todo el mundo, cinéfilo y webloguero, revolucionado por el estreno de la película de Uwe Boll, me toca hablar a mí del juego que lo empezó todo. En Internet ya hay bastantes críticas (todas malas, no ha gustado a nadie!) sobre la ¿adaptación? de Alone in the Dark, así que me apetece recordar la enorme calidad que tenía este juego que hizo Historia.

Allá por el año 1992, con mi PC 286 (para los más jóvenes, diré que el procesador iba a 16Mhz de velocidad, siendo ahora lo normal 3000Mhz), jugaba a increíbles aventuras gráficas, como la saga de Monkey Island o Indiana Jones. Era un género nuevo, con muchas posibilidades, y era toda una alternativa a los matamarcianos de las consolas y recreativas. Eran juegos en dos dimensiones, pero que tenían una historia muy bien elaborada y una jugabilidad no superada.
Así que cuando llegó Alone in the Dark, con su elegantes gráficos en 3D, todos nos quedamos asombrados por su calidad. Por lo “real” que parecía.

El juego era del tipo aventura gráfica, esto es, una historia que se iba desarrollando a medida que íbamos avanzando, y llegábamos al final por la resolución de puzzles o enigmas, alguna pelea y la fundamental interacción tanto de personajes como de elementos que encontrábamos.
La historia trataba de una visita de Edward Carnby a una vieja mansión, Derceto. Tras una pequeña introducción algo malrollera, con el coche de Edward llegando a la casa observado por una inquietante rana y visto desde una ventana donde alguien le espera dentro de la casa.

Edward subee al desván, y ahí es donde empieza el juego, cuando comienzan a suceder cosas. A partir de aquí no podrá salir de la casa, que ha quedado cerrada, obligándole a investigar cada habitación y vencer al mal que está muy presente.
El uso de objetos para resolver situaciones es fundamental, teniendo un inventario al que de vez en cuando revisaremos para ver si se nos ocurre algo que nos sirva para avanzar. El rifle tiene pocas balas, la espada se rompe si la usamos mal, y las flechas hay que apuntarlas bien…o nos quedaremos a merced de los monstruos que pueblan la casa.
A medida que el juego avanza, vamos encontrando documentación que explica detalles de la historia. Es uno de los mejores elementos del juego, ya que por si no nos ha quedado claro ya desde el principio, todo el juego es un homenaje, esta lleno de interesantes guiños y referencias a H.P. Lovecraft y sus Mitos de Cthulhu. Dioses primigenios, bestias del abismo, sacrificios rituales, antiguas familias malditas, objetos sagrados…Toda la simbología lovecraftiana está presente, dando al juego una coherencia dentro de ese universo muy rica y estimulante.
Así, poco a poco el escenario irá cambiando, bajaremos a lo más profundo de la tierra, encontraremos el Sello de R´Lyeh, lucharemos contra Shub-Niggurath, todo ello después de haber consultado sin volvernos locos el prohibido Necronomicon o el infame De Vermiis Mysteriis.

Pero hay mucho más, aparte de la interesante y absorbente historia. El acabado gráfico es impresionante, con decorados tridimensionales con una gran calidad para la época, que a cada paso que damos cambia a una perspectiva muy cinematográfica. Así, dependiendo de la zona de escenario por la que estemos avanzando, la cámara cambiará a los ángulos más inesperados, acrecentando esa sensación de inquietud e inseguridad. El sonido también merece una mención especial, ya que en la época de los ordenadores sin tarjeta de sonido, conseguir a través del altavoz interno del pc sonidos diferentes según el tipo de suelo que estemos pisando, voces digitalizadas o esos chirridos y violines que nos daban unos sustos de muerte, era todo un logro.

Son todos estos elementos juntos los que consiguen algo especial, algo que aún hoy es recordado y añorado. Fue el primer Survival Horror, cuando aún no se había inventado el género. Años después, tras alguna secuela que no pudo conseguir el mismo éxito, debido a su gran dificultad y su cambio de estilo, la compañía Capcom lanzó su primer Resident Evil, un calco muy hábil del Alone in the Dark, repitiendo escenario (una mansión primero y subterráneos después) y una atención especial a la historia, a la ambientación y a la resolución de puzzles, superando al original por la evidente mejora tecnológica. Resident Evil ya es toda una saga de enorme calidad, a la que seguiría Silent Hill, auténtico miedo en forma de videojuego, y una larga lista de juegos que se apuntan al carro de los Survival Horror. Pero no nos lo pasamos tan bien (o mal!) como cuando recorríamos Derceto de puntillas, acechando cada esquina y cada habitación, porque de verdad temíamos estar Solos en la Oscuridad.

11 febrero 2006

Cuando Peter Pan ha crecido: El nuevo cine de Steven Spielberg


Que Spielberg es un genio es algo que todo el mundo sabe. Algunos no estarán de acuerdo, claro, pero si algo es evidente es la enorme influencia que este cineasta ha tenido en la historia del cine del final del siglo XX y principios del XXI. Incluso su peor película puede dar lecciones a cualquier niñato recién salido de la MTV y la publicidad.
Steven Spielberg, cuando empezó su carrera en los años 70 con su colega George Lucas, quería cambiar el cine. Y junto a otros valientes cineastas, como Oliver Stone, Francis Ford Coppola o Brian de Palma, lo consiguieron. Consiguieron romper ese estatus de cine arcaico y vetusto dominado por las grandes “familias” de productores del viejo Hollywood. Llenaron las salas de nuevas generaciones, que buscaban nuevas experiencias, y consiguieron renovar la afición por el cine de aventuras, de entretenimiento, y por que no, de evasión. Tiburón y Star Wars, lo queramos o no, están en los libros de historia del cine.
Pero Spielberg sabe hacer más que meras películas de entretenimiento. Sabe intercalar en sus historias una sensibilidad y una humanidad que no pasa desapercibida. Sus personajes son humanos, que sufren, y a través de sus historias nos vemos reflejados o vemos reflejada a la sociedad. Dependiendo del tono o el tema de la película, su mensaje será mas o menos optimista, más o menos crítico, o más o menos comprometido.

Y es que, tras Parque Jurásico, podía perfectamente haberse acomodado, como otros directores, y ofrecer cada uno o dos años un espectáculo impresionante. De entretenimiento, de evasión. Pero no, se saca de la manga La Lista de Schindler, y descubrimos un autor con un interés por otras historias, tocando uno de los temas más delicados de la historia reciente, como es el holocausto judío. Aquella fue una película dura, valiente, con un crudo blanco y negro que acompañaba a los judíos mientras los nazis los llevaban de un sitio a otro, hasta el campo de concentración donde Oskar Schindler les contrata como trabajadores, con el fastidio del General Amon Goeth. Las palomitas que algunos incautos llevaban al cine se atragantaban, no estaban preparados para ese trozo de historia que Spielberg supo retratar de forma impecable. Los premios recibidos indicaban que si, que Spielberg “si quería” podía pasar de la aventura o la acción al drama sin perder la seriedad.

Dejando a un lado Amistad o Salvar al Soldado Ryan (no me importa lo sensiblera o patriótica que digan que es, es un alegato antibelicista tan crudo y sobrecogedor que cualquier pero que se le ponga está de más), comentaré a continuación las películas recientes que para mí han marcado este nuevo rumbo que Spielbeg está tomando, mucho más escéptico y pesimista de lo que cualquiera hubiera podido pensar hace años del autor de E.T.

I.A. Inteligencia Artificial
Steven Spielberg y Stanley Kubrick trabajando juntos. Es el sueño de cualquier cinéfilo, ver como dos auténticos maestros del séptimo arte unen sus fuerzas y sus talento, para crear una obra que marque un antes y un después. Lamentablemente, esto no sucedió, debido a la muerte de Kubrick y el cambio de rumbo que tomó la historia en manos de Spielberg. La idea de Kubrick, como en sus otras películas, era mostrar un futuro oscuro, sombrío, donde los humanos han perdido totalmente aquello que los hace humanos, sustituyendo las carencias afectivas o sociales por robots que rellenen esos huecos emocionales. No se hasta qué punto llegó a intervenir Kubrick en el resultado final de la película, pero sería injusto negar el talento de Spielberg, que consiguió acabarla con resultados irregulares. Cuenta una historia modernizada de Pinocho, el muñeco/robot que quiere ser humano, pero que no sabe como hacerlo, o serlo. Tenemos a una madre caprichosa y egoísta que quiere tener un hijo a toda costa, llegando a activar un chip emocional en un robot para que sea más humano. El niño es consciente de que es artificial, y busca sin éxito algo que de sentido a su existencia. Su padres le rechazan, horrorizados, al ver que no es lo que ellos querían. Vemos aquí algo que ya estará presente en la filmografía posterior de Spielberg. Ha perdido su ingenuidad, y no se fía de los humanos, son mezquinos, arrogantes y egoístas. Un par de escenas de la película resultan especialmente brutales y desasosegadoras, como la de la madre intentando engañar a su hijo para deshacerse de él y la feria de los robots, donde humanos asisten impasibles a la humillación y destrucción de los robots que ellos mismos han creado. Como Spielberg no ha dejado de contar un cuento, una fábula con moraleja, lleva al niño robot de un lado a otro, consiguiendo un pesimismo agobiante, sobre todo en la escena submarina. Aquí todo el mundo coincide en que debería haber sido el final de la película, con el Pinocho robot pidiéndole al Hada Azul, que es un muñeco inerte, ser un niño. La cámara se aleja, y la oscuridad del fondo oceánico lo envuelve todo. La película hubiera acabado así de manera brusca, deprimente, incómoda, dejando abiertas las interpretaciones acerca de la naturaleza humana, el egoísmo y la evidente humanidad de las personas artificiales, que nos empeñamos en seguir intentando construir para nuestra comodidad. Lamentablemente, esa frialdad, ese mensaje duro como una patada en el estómago no era la manera que Spielberg tenía de acabar la película, añadiendo un evidente postizo a ese final, consiguiendo una sonrojante y cursi escena lacrimógena con el niño consiguiendo, aunque de manera virtual, lo que deseaba. Pese a las malas críticas y el resultado irregular de la cinta, hay un par de detalles a tener en cuenta, y serán desarrollados en otros títulos.

Minority Report
El fiasco de Inteligencia Artificial hizo posible algo que hubiera sido impensable en otro tiempo. Spielberg se tuvo que aliar con la Fox para coproducir una nueva película. Las decisiones serían tomadas a medias. Y la producción de Tom Cruise indicaba el tono que tendría la película. Como él ponía el dinero, se aseguraba así un número de escenas, primeros planos e importancia en la historia. Así que la gente que echa la culpa a Spielberg de lo mala que fue, simplemente, no sabe de lo que está hablando.
Así que hablaré de lo que sí hizo Spielberg. Hizo el Blade Runner del siglo XXI que podía haber sido y no fue. Basada en una novela (otra más) de Phillip K. Dick, escritor de ciencia-ficción anticipativa, nos muestra un mundo futuro donde existe un cuerpo de policías que, gracias a unos telépatas precognitivos, saben que se va a cometer un crimen antes de que suceda. Como en Blade Runner, no es tan importante la historia del protagonista, sino ver el mundo por el que se mueve. Así, volvemos a ver ese pesimismo, esa crítica feroz al consumismo, al abuso de la tecnología y sobre todo, a ese control del ciudadano o de los medios por parte de los gobernantes, algo que ya vimos en otras joyas de la ciencia ficción moderna, como RoboCop o Desafío Total (basada en una novela de Phillip K. Dick, por cierto).
Lamentablemente, toda esa imaginería visual, todo ese diseño de producción que en un principio iba a ser un retrato escéptico y pesimista de un mundo futuro no muy lejano, se convirtió en una versión de El Fugitivo en el futuro, con las ya aburridas caras de Tom Cruise como superhéroe ocasional, primando así las persecuciones y escenas de acción. Aún así, el mensaje, tanto en la novela de Dick, como en la película, sigue estando presente para el que lo sepa ver, sin dejarse llevar por el juego de “rizar el rizo” que está tan de moda en Hollywood y que incluso Spielberg tuvo que seguir para poder hacer su película. Y el mercado negro de órganos no está muy lejos, verdad?

La Guerra de los Mundos
Otra novela de ciencia ficción, aunque escrita en el siglo XIX Y Spielberg aprovecha para hablar de los temas característicos de su filmografía, como la familia, las relaciones paternales y la pérdida de valores y deshumanización en situaciones límite.
Tom Cruise vuelve a ser el protagonista, pero ésta vez esta más calmado, haciendo de héroe a la fuerza cuyo único interés es mantener a su rota familia unida.
La novedad de esta adaptación es que está ambientada en la época actual, dejando a un lado el escenario londinense y victoriano de la novela original. Un gran inconveniente, ya que aparte de perder el ambiente clásico de la novela, corre el riesgo de parecerse demasiado a Independence Day, bastante inferior en todos los aspectos.
Precisamente Spielberg evita esa comparación enfocando la historia desde otro punto de vista. Así, no vemos a los alienígenas, los intuimos, ya que el tema principal de la película es ver cómo afecta esa invasión al mundo en general y a esa familia en particular. Tampoco hay despliegue militar como en Independence Day, ni un intento evidente de mostrar una lucha entre humanos y alienígenas. Acompañamos por tanto a la familia de Tom Cruise, desde la aparición de esas tormentas de rayos que despiertan a las naves invasoras, a lo largo de un viaje con el único objetico de escapar, de huir a toda costa de toda esa destrucción sin sentido y sobrevivir. El padre, un egoísta y arrogante trabajador que no le tiene especial aprecio a sus hijos, a los que tiene que aguantar algunas veces, se va transformando a lo largo de la película, dándose cuenta de la destrucción que le rodea y siendo consciente de que sus hijos están en un peligro mortal. Gracias a ese peligro inmediato, aflorarán con fuerza sus sentimientos, su responsabilidad para con sus hijos, haciendo todo lo que sea necesario para protegerlos.
Es especialmente aterradora la escena del coche, ya que vemos lo irracionales y locos que pueden ser los seres humanos con tal de sobrevivir. Es la demostración última del egoísmo humano, de la irracionalidad y de la pérdida de valores, donde prima el “sálvese quién pueda” frente a la protección de menores indefensos.
Ese aspecto sombrío y nada ingenuo lo tiene también el personaje de Tom Cruise, que no duda en matar a un hombre que presentaba una amenaza real para sus hijos. Tim Robbins consigue en una sola escena hacernos estremecer con el papel de un soldado que está loco, y la evidente superioridad de los alienígenas le tiene obsesionado, hasta el punto de nublar su juicio y exponer el único refugio que la familia ha encontrado entre tanta desolación. También vemos aquí la pericia técnica de Spielberg, al rodar esa escena claustrofóbica y agobiante con los invasores buscando en la casa mientras la familia intenta por todos los medios despistarles.
Como en la novela, no sabemos los motivos de la invasión. Llegan, sin más, y empiezan a destruir el mundo, dejando claro que la raza humana se enfrenta, simplemente, a su extinción. Pero hay algo con lo que no contaban. Y como en la novela, un simple virus, inocuo para los humanos, es suficiente para intoxicar a los alienígenas, envenenando sus organismos y obligándoles a retirarse. La película acaba, eso sí, con una muestra innecesaria de sentimentalismo, una concesión a una sensiblería de final feliz que no hacia falta, porque hemos asimilado naturalmente, y nos lo hemos llegado a creer, que el hombre es capaz de lo peor y de lo mejor con tal de sobrevivir. Y una vez más, los críticos miopes no han sabido ver que Tom Cruise no era lo importante, sino el mundo a su alrededor que se le escapaba de las manos.

Munich
Todo el mundo es unánime. Nadie se esperaba la magnitud de ésta película, el calibre que tiene y la cantidad de temas, delicados o no, que trata. Y lo hace bien, magistralmente bien, demostrando que Steven Spielbeg aún tiene ese pulso narrativo y esa capacidad para fascinar, entretener y encima, resultar reflexivo y serio sin llegar a ser irrespetuoso o partidista, hablando de otra de las espinas de la historia reciente, como es el atentado terrorista en las Olimpiadas de Munich en el año 1972 y la posterior persecución de los responsables por parte del Mossad, el servicio de inteligencia israelí.
La película comienza cuando el grupo terrorista Septiembre Negro secuestra y asesina a once atletas israelíes. Avner, un espléndido e intenso Eric Bana, es llamado por el Mossad para una importante misión. Renunciará a su vida, a su identidad y a su familia y liderará un grupo cuya misión será perseguir y ejecutar a los responsables de la matanza. Avner se siente orgulloso, está entusiasmado por ese trabajo, por servir a su país y hacer que los culpables paguen, pero conforme se suceden los hechos algo cambia en su interior, mostrando el sinsentido de las guerras y de la violencia.
Spielberg hace una película valiente, dura, necesaria, con una técnica impecable y una objetividad pasmosa, por lo arriesgada. Pone al servicio de la historia todos y cada uno de los recursos (llamarlos trucos sería un insulto) cinematográficos que conoce, pasando del documental al thriller, del suspense a la acción, sin perder por ello la sobriedad y la seriedad del tema que está tratando. Avner asiste en primera línea a un descenso a los infierno, y los espectadores le acompañamos. Vemos el progresivo hastío, tristeza e incomprensión que poco a poco va inundando el alma de Avner y de sus compañeros ejecutores. Si al principio había una justificación moral, alguna excusa patriótica, él mismo no la recuerda, y nosotros no la entendemos.
Entra así Avner en una espiral sin fin, una escalada totalmente desproporcionada de violencia. Con cada objetivo que eliminan, la respuesta palestina es aún más devastadora, alejando cada vez más esa paz que él mismo con sus actos impide conseguir. Ha perdido su identidad, su familia…Y ahora su alma.
De todo esto habla Spielberg sin tapujos, sin concesiones, con escenas turbadoras, de una violencia fría, brutal, que nos hace revolver en la butaca, porque busca nuestra respuesta, nuestra implicación en la trama. Es un juego arriesgado, pero su dominio de las técnicas cinematográficas hace posible que la historia funcione, que una película llena de matices, de zonas grises y de ambigüedades morales y éticas, consiga transmitir en toda su crudeza todos y cada uno de los puntos de vista implicados, asombrando aún mas el hecho de que lo consiga de manera honesta y eficaz.

Así pues, nos encontramos ante un Spielberg más maduro, más reflexivo, más valiente en sus propuestas y más arriesgado en sus críticas, siendo perfectamente consciente del mundo en el que vive, y aunque esa ingenuidad tan característica de sus primeras películas (o recientes, no olvidemos la amable y de espíritu Capra La Terminal) aún siga presente en historias familiares o de entretenimiento, sabe aguantar el tipo muy bien en propuestas más arriesgadas, con fuerte contenido social y político, confirmando a los que lo dudaban que Steven Spielberg es un genio del cine. Y que aún le queda mucho por decir.

06 febrero 2006

En Underworld no hay Evolution.


A ver, las cosas claras. El cuero mola. Los vampiros molan. Los hombres lobo molan. Y una tía vampiro vestida de cuero luchando contra hombres lobo debería molar. Mucho.
Pues no.

Underworld fue una modesta película de hace unos años, que pasó sin pena ni gloria por los cines, pero que consiguió un grupo de fans que la encumbraron como lo que no es, una joya del cine fantástico reciente. Y no lo es por diversos motivos, empezando por sus malos actores, peores interpretaciones, e historia confusa y aburrida que se dedicaba a copiar descaradamente estilos y escenas de otras películas, como Matrix o Blade, dentro de un trasfondo pretendidamente molón como una guerra entre hombres lobo y vampiros.

Esta segunda parte continúa justo donde se quedó la otra, y uno de los más molestos detalles al respecto es que la mitad del metraje son flashbacks que intentan recordar quién es quién y lo que está pasando. Y no son suficientes, lo que consiguen estos recordatorios es liar más la cosa, cruzando historias adelante y atrás sin orden ni concierto, intentando ocultar sin éxito unas carencias de guión sonrojantes.

William, Victor, Marcus, Alexander, Selene y Michael. Estos son los protagonistas. Unos son vampiros, otros hombres lobo. Y todos se quieren matar entre ellos. No hay buenos ni malos, solo dientes postizos, caretas de goma y un dineral en lentilla azules. Y en cuero, no lo olvidemos. Todo son poses y nada más.

Realmente no se que ha pretendido el director, sino continuar a toda costa el éxito de la anterior película, obviando una coherencia, un desarrollo y sobre todo, una historia que contar. Porque no hay historia. Selene huye con Michael, el híbrido, de Marcus el vampiro malo, que quiere liberar a su hermano William, el hombre lobo que es aún más malo. Y luego está un tal Alexander, que es padre de todos los vampiros y hombres lobo (toma ya!). De eso va la película, entre lo que se vislumbra entre flashback y flashback. También hay una escena de sexo o algo así entre Selene y Michael, que debieron aprender de Neo y Trinity por el antimorbo, porque la escena es de una frialdad que tira de espaldas, muy mal rodada, con los muslos de un doble de cuerpo intercalados con primeros planos de la cara de Kate Beckinsale suspirando.

Confusa, sin interés, aburrida, torpe…Son calificativos que encajan a este intento de película de acción con un abuso de efectos especiales que en lugar de ayudar, entorpecen una narración que ya de por si cuesta seguir.
Y a los cámaras epilépticos habría que fusilarlos. Y al de la fotografía del filtro azul también. Y la banda sonora de nu-metal da dolor de cabeza.

Y que Len Weisenman no haga la tercera, por Diso.

01 febrero 2006

De pedorros y pedorretas: Razzies 2005

Otro año más, tras la seriedad de los Globos de Oro y antes del glamour de los Oscars, se nominan los Razzies, lo peor del año en el cine. Aqui no hay grandes galas, los premiados ni siquiera van a recoger los premios (menos Halle Berry, que así pedía perdón por Catwoman), pero sí buen humor y risas garantizadas por algunas nominaciones bién merecidas.
Veamos cuáles son:

Peor película:
Deuce Bigalow: Gigoló Europeo
Dirty Love
Dos Chalados y muchas curvas
La Casa de Cera
El Hijo de la Máscara

Películas malas ha habido muchas este año, así que elegir sólo cinco ha sido complicado. Bueno, no tanto, ya que algunas se nominan solas. Segundas partes y remakes sobre todo, demostrando la poca originalidad o peor aun, la nula calidad al pensar (erróneamente, como siempre) que una película con un numero detrás o una actualización tiene que heredar las (buenas) cualidades de la obra en la que se basa. Y encima son torpes, estúpidas y aburridas.

Peor actor:
Tom Cruise por La guerra de los mundos
Will Ferrell por Embrujada
Jamie Kennedy por El hijo de la máscara
The Rock por Doom
Rob Schneider por Deuce Bigalow: Gigoló europeo

Tom Cruise me gustó en la Guerra de los Mundos, aunque se le notaba mucho que apretaba los dientes para aguantarse las ganas de salvar el mundo el solito, como ya es habitual en su filmografía reciente. De Will Ferrel en Embrujada tenemos más de las muecas insufribles que nunca debieron salir del Saturday Night Live. No he visto el Hijo de la Máscara, pero si el prota es el mismo del trailer, se merece estar nominado.
The Rock por Doom! Claro, su interpretación aquí es peor que su escena en The Mummy Returns…Y aquello era un CGI!
Y lo del Gigoló estabaa claro, imaginad una película con las estupideces de cualquier tertuliano de Cónicas Marcianas. A que no aplaudiríamos una película de Carlos Latre? Pues lo mismo.

Peor actriz:
Jessica Alba por Los 4 fantásticos
Hillary Duff por Doce en casa 2
Jennifer Lopez por La madre del novio
Jenny McCarthy por Dirty Love
Tara Reid por Alone In The Dark

Claro que Jessica Alba por los 4 Fantásticos. Enseña poca chicha! Y sale poco en ese uniforme ajustado. Ya que no se parece al personaje de los comics, al menos podía ser una buena heroína de acción, pero ni eso.
Hillary Duff y Tara Reid son dos chiquitas que no tienen claro si seguir haciendo cine infantil/adolescente o dedicarse al modeleo chungo como Paris Hilton, que igual les hacia ganar más dinero. Porque actuar, de pena.
Jenny Macarthy es una antigua playmate que de vez en cuando pasea su siliconado cuerpo por alguna peli casposa…Por mí de acuerdo, pero que no vaya a más.
Y Jennifer Lopez! En los Razzies, otro año más! No escarmienta, debería dejar el cine y seguir con la música. Al menos en los videos se le ve el culo…


Peor actor de reparto:
Hayden Christensen por Star Wars III
Alan Cumming por El hijo de la máscara
Bob Hoskins por El hijo de la máscara
Eugene Levy por Doce en casa 2
Burt Reynolds por Dos chalados y muchas curvas

Nominar al futuro Darth Vader, que huevos. Pero no pasa nada, porque el pobre Hayden se cree que un papel dramático consiste en hablar raro, y parecer un chulito arrogante y hostiable. El doblaje español no le ayuda, y las lentillas de Jedi Yonki tampoco.
Alan Cumming es un buen actor con buenos papeles, pero El Hijo de la Mascara no es uno de ellos. Y Bo Hoskins lo mismo, está muy lejos de Roger Rabbitt. Eugene Levy es un tipo muy cachondo que funciona en las American Pie, pero su papel de padre guay ya cansa.
Y Burt Reynolds! No estoy de acuerdo con esta nominación. Todo lo que hace el de Cannonball es bueno.

Peor actriz de reparto:
Carmen Electra por Dirty Love
Paris Hilton por La casa de cera
Katie Holmes por Batman begins
Ashlee Simpson por Undiscovered
Jessica Simpson por Dos chalados y muchas curvas

Otra playmate! A Carmen Electra la he visto cantar y no está mal. Pero como la Macarthy, que no la dejen ir mucho más allá. Y nominar a Paris Hilton es una obviedad, es seguirle el juego. Lo que hace esta chiquita es otro paso más para dar de que hablar y llamar la atención. Y dos Simpson! Son hermanas? A Ashley no la tengo controlada, pero Jessica, ese clon de Britney, también se dedica a lucir palmito y poco más en la peli de los coches.
Y Katie Holmes, que pena. Con lo que nos gustaba en Dawson Crece, y qué sosa y qué coñazo en Batman Begins, el único punto negro de la película (junto con la horrible Banda Sonora, de la que hablaré otro dia…)


Peor pareja:

Will Ferrell y Nicole Kidman por Embrujada
Jamie Kennedy y cualquiera por El hijo de la máscara
Jenny McCarthy y cualquiera por Dirty Love
Rob Schneider y sus pañales por Deuce Bigalow
Jessica Simpson y sus "Daisy Dukes" por Dos chalados y muchas curvas

Lo de Embrujada estaba claro, ya desde el trailer se veía la poca química entre los dos. Nicole Kidman es buena actriz, pero le ponen al payaso de Ferrel al lado y algo chirría durante toda la película. De Jaime Kennedy y Jenny Macarthy…Si la nominación pone “y cualquiera…” poco más hay que decir. Rob Schneider creo que protagoniza una de las escenas más vergonzantes de los últimos tiempos, se merece todo nuestro desprecio por esa apología del humor grueso. Lo de Jessica Simpson no lo he pillado, no se si se refiera a sus dos hermanos haciendo el chorra o a sus, er, tetas. De cualquier manera no creo que se lleve un premio por eso.


Peor remake o secuela:
Embrujada
Deuce Bigalow: Gigolo europeo
Dos chalados y muchas curvas
La casa de cera
El hijo de la máscara

Embrujada: Innecesaria, no tiene nada de la original, torpe y sin gracia…
Deuce Bigalow: Gigolo europeo: Innecesaria, no tiene nada de la original, torpe y sin gracia…
Dos chalados y muchas curvas: Innecesaria, no tiene nada de la original, torpe y sin gracia…
La casa de cera: Innecesaria, no tiene nada de la original, torpe y sin gracia…
El hijo de la máscara: Innecesaria, no tiene nada de la original, torpe y sin gracia…
Vaya nivel este año, eh?

Peor director:
John Asher por Dirty love
Uwe Boll por Alone in the dark
Jay Chandrasekhar por Dos chalados y muchas curvas
Nora Ephron por Embrujada
Lawrence Gutterman por El hijo de la máscara

A ver, esta es buena. No conozco al de Dirty Love ni al del Hijo de la Máscara. El de Dos chalados tampoco tiene la culpa, es del productor por la idea.
Pero Nora Ephron se merece estar ahí por sus cursis guiones y sus historias pastelosas. Embrujada se merecía alguien mas agudo e inteligente al frente,
Y luego esta Uwe. Un tio que hace House of the Dead, basada en un videjuego y una “casa”, y la película esta ambientada en una isla.
Y ahora hacer Alone in the Dark. “Una película rápida y trepidante, como el videojuego” dice, orgulloso. Y cito a un adláter ingenioso: “Si, recuerdo esas tardes rápidas y trepidantes jugando al Alone in the Dark”. El juego era una maravilla, pero quien ha visto la película se lleva un chasco porque no hay nada del juego allí, solo un cúmulo de FX mal puestos, sin ritmo y con interpretaciones pésimas. Uwe y su película deberían estar en todas las categorías, pero me lo guardo para un próximo post.


Peor guión:
Embrujada
Deuce Bigalow: Gigoló europeo
Dirty love
Dos chalados y muchas curvas
El hijo de La Máscara

Si es normal. Embrujada se vendía sola por nostalgia de la serie. El Gigoló repitiendo las mismas mamarrachadas (® Pumares) de la vez anterior, otra sobre dos tíos dando saltos con su coche, y otra donde un niño tiene poderes y se divierte…
Algunos piensan que el guión no hace falta, verdad? Pues si señores, si que hace falta, que la gente no es tonta, por mucho que lo crean.

Pues estos son los Razzies, las pedorretas, los Antioscars del año 2005.
Mucho menos glamourosos que los Oscar…Pero mucho más divertidos.