Villanos Carismáticos (1): Hans Gruber

Inauguro hoy una sección que espero ir llenando poco a poco, acerca de algunos de los personajes que mejor me caen, tanto del cine, como de la televisión, la literatura o los cómics. Los malos. Los villanos. Pero los villanos carismáticos. Los que caen bien, resultan simpáticos o tienen una personalidad y un carisma tan irresistible que nos fascinan por su manera de ser, de comportarse, o incluso por la clase y elegancia que demuestran haciendo la puñeta al bueno de turno, con planes absurdos pero muy enrevesados, y cómo no, con una gran colección de frases molonas.

Y Hans Gruber es mi número 1, por supuesto.

Cuando en el año 1988 se estrenó La Jungla de Cristal, algo cambió en Hollywood, y en el cine de acción en general. Según la revista Time, está la primera en la lista de las 50 mejores películas de acción de todos los tiempos, y está claro que desde su estreno, ha sido un modelo a seguir, por la perfecta combinación de la tensión, la acción, el bueno que se convierte en héroe a la fuerza pese a estar solo y tener todo en contra, y un villano a la altura, con un impecable plan que ejecuta con una precisión admirable.
Dicen que la talla de un héroe se mide por la talla de su antagonista o adversario. Y si John MacLane ha sido uno de los tipos duros más carismáticos de la historia del cine, hay que reconocer que tener enfrente a alguien de la talla Hans Gruber también anima bastante.


La función comienza cuando Hans, junto con un grupo de compatriotas alemanes, entra en la Torre Nakatomi para abrir la caja fuerte y llevarse unos bonos negociables. Pretende hacerse fuerte en el interior tomando como rehenes al personal del edificio, que está celebrando una fiesta, y MacLane, que consigue no ser capturado, intentará detenerlo. Comienza así una frenética carrera contra reloj, donde un policía descalzo intentará por todos los medios detener a un frío, calculador y brillante criminal que tiene toda la situación controlada…o eso cree.

Hans Gruber es elegante, va bien vestido (“Buen traje. De John Phillips, Londres. Yo tengo dos, de Phillips. Dicen que Arafat se viste alli…”), se permite citar a los clásicos (“... y cuando Alejandro vio la extensión de sus dominios, lloró porque no había más mundos que conquistar"), le encanta la perfección de las maquetas, y es lo suficientemente frío y calculador para mantener la calma ante la intrusión de MacLane y aún así estar seguro de salirse con la suya pese a que poco a poco los terroristas van cayendo.

Hans Gruber está interpretado por Alan Rickman, en uno de sus mejores papeles. Es actor con una gran presencia y elegancia, y resulta amenazador tan sólo con su pose, no necesita un disfraz chillón ni grandes aspavientos para hacerse respetar. Incluso se permite tararear el Himno de la Alegría mientras sube en el ascensor, momentos antes de asesinar a sangre fría a Takagi…

Alan Rickman es genial haciendo villanos carismáticos. Otro de mis favoritos es el Sheriff de Nottighman en Robin Hood, Príncipe de los Ladrones, al ser tan grotesco y exagerado que casi es una caricatura, aumentando el disfrute mucho más. Pero en la Jungla de Cristal tiene el punto justo, intenta estar a la altura de los chistes ingeniosos de MacLane sin perder la compostura, hasta que al final se da cuenta de lo fallido de su plan y emprende esa venganza contra el policía. La frialdad y seguridad inicial se transforma en verdadera frustración, lo que lleva a Hans a amenazar la vida de la mujer de MacLane en uno de los finales más intensos del cine. La demostración de fuerza y poder acaba en una apoteósica caída libre desde la planta 30 de la Torre Nakatomi, donde poco falta para que la mujer de MacLane le acompañe en su viaje al infierno.

La Jungla de Cristal ha dejado una magnífica obra maestra del cine de acción y espectáculo, con uno de los más imitados personajes de acción, y con un villano tan chulo, carismático e ingenioso que no puedo más que sentir simpatía por él, por muy malo que fuera, al tener tanta clase y elegancia, y esa actitud chulesca de querer salirse con la suya sin que se le arrugue el traje, mientras juega a los vaqueros con Bruce Willis.

“Usted también habría sido un buen cowboy, Hans”
“ Si, si…Que fue lo que me dijo antes? Yupikayey, hijo de puta?”